LA CASA RECOMIENDA

De las cuerdas de sus cuellos: Príamo, aquí yacen los restos de Héctor de Jorge Reinun

Por Isma Rivera

Hablé hasta ver el sol nacer / creyendo que había alguien.
Vuelve después / cuando estés bien / no hagas dudar (…)
Y al ya no ser pez / no caeré, Pedro, en la red
No volveré / No volveré / bajo control ya no estaré
El Anticristo

En Príamo, aquí yacen los restos de Héctor, nos recibe el anticristo. Al menos así se presenta. Un descreído, un desertor del camino de dios. Se sabe condenado y por eso prepara estas 21 canciones, divididas en dos discos, en las que escupirá unas cuantas verdades antes de la ejecución, acompañado de una guitarra que nos recordará a esa bisagra entre el punk y el grunge que fue Sonic Youth o Pixies. No se confundan, huele a muertxs, no a colonia. Como toda Latinoamérica.

Ambos discos se comportan como las dos caras de una misma moneda, y son también el canto en el que cae a veces. El Yo y su sombra, o el yo es otro de Rimbaud. Se espejean mutuamente, uno depende del otro. En la negación de lo otro es donde se afirma el propio ser. Reinun juega permanentemente con esta dicotomía afirmación y negación. Afirmación de sí, negándose a sí mismo como una figura determinante. Mejor ser otrx, siendo unx mismx. Reinun como el sacerdote de su propio derrumbe y nacimiento.

Tras el anticristo viene el nihilista. Entrada con declaración de principios de parte del padre de la antitrova. Acaso el disco entero sea una especie de manifiesto (como el de los Dadas, referencia en el disco dos). Autoafirmación con guitarra de 5 cuerdas y afinación atípica. Palabras urgentes balbuceadas como en un trance. “¿Cómo empezar? / Si estoy tan acostumbra’o a que lo hagan los de al la’o / y hoy nadie quiere dar pie para luchar.” Pero tan necesarias como los balbuceos de las machis y chamanes. Tan ignoradas como el balbuceo del loquito que duerme en la otra esquina, y sin embargo rebosantes de lucidez. Punk en octosílabos tras unos vinos en la madrugada. Reinun no es lo que pasa en el restorán de moda, es lo que pasa dos calles más allá, a la vuelta de esa esquina que creíste siempre tan bonita (Ojalá (maten a un rati), Dar parte y callar).
Links a Príamo, aquí yacen los restos de Hector (parte I, parte II, Sello precario)
Hablar de cada uno de los componentes de la música de Reinun es darse cuenta de que cada uno trae su qué complejo. La guitarra con sus cuerdas volteadas y sin la cuarta le da un sonido atípico, los bajos quedan resonando mientras las notas más brillantes van sonando como chispazos. La alternancia entre rasgueos afilados y momentos en que el sonido se expande en un tiempo suspendido, con arpegios delicados que anteceden la estridencia que les sucederá. El silencio antes de la explosión. Es un sonido que se nos hace familiar sin que sepamos de dónde. Algo en la música de este disco huele a folklor. Los perros ladran de fondo recordando el barrio. Mención especial a las canciones instrumentales, La vida gris, la que da nombre al disco Príamo, aquí yacen los restos de Héctor (no es casual optar por la no palabra en el tema homónimo) y Mal pa´vo. En las tres vemos el espectro de sonidos que alcanza la guitarra de Reinun y la simbiosis que este parece tener con ella. No en vano decidió mantenerla así.

La voz oscila entre el vibrato y el desgarramiento, y transmite un equilibrio precario, siempre al borde del quebranto, sea este llanto o bramido, grito o rugido. Las palabras salen arrastradas, como si doliera su paso por la garganta y la boca. Cuánto de lamento rabioso. En la canción Hoy escuchamos: “Mi guitarra es metralla / mi voz las balas / soy un lamento / vulgar / encierro / soy tantos muertos…” acompañando una melodía que merece el rótulo de himno. Muchas de las palabras tienen sus acentos cambiados en pos de la música, lo mismo las sílabas alargadas, lo que nos habla del carácter plástico que Reinun le da a las palabras. Estas son manipuladas y amoldadas de acuerdo a los requerimientos musicales, lo que a ratos hace que cueste entenderlas, pero hay una tensión acumulada en esas cuerdas, vocales y de guitarras, que rellenan los posibles vacíos de sentido.

Jorge Reinun, Nihilista
Grabado por La Vitrola en Espacio Remolino, Santiago de Chile.

Las temáticas de las canciones recuerdan a los poemas de De Rokha y Tellier. El desencanto que se vuelve denuncia, el hastío que estalla y se vuelca a la acción, el desengaño que se abraza con el dolor. Nada importa, por eso todo importa. No hay nada que perder en un mundo que te ha pateado desde el momento de nacer. No hay nada que perder con tantxs muertxs por contar aún. Se sigue por ellxs y en su memoria, a ver si se puede brindar alguna vez sin la pena al borde del vaso, sin las cenizas cayendo siempre fuera del cenicero. Sin el ahogo. “Es la misma muralla / pero la puso el de la otra campaña / no quieren mostrar las manos / Ha si’o todo en vano / víboras de distinto color / entre tantas nadie lo notó.” Los versos visitan la infancia, esx que fuimos y no se quiere seguir siendo. Romper fronteras y barreras, con unx y lo impuesto (Roma en Francia). Reinun hace un funeral para Héctor, o lo que queda de él, asumiendo esta nueva forma, la del sobreviviente, Príamo. ¿Príamo sobrevive a Héctor y se vuelve Reinun? La poética del disco lo sitúa tanto en planos íntimos como en planos simbólicos (Buin en los diarios). Hay tanto de biográfico como de mitológico, y eso abre el espectro de lectura para quien lo escucha. Y digo bien lectura, porque es un disco con alto vuelo poético. No es solo para escuchar, es también para leer y descubrir entre líneas y acordes los sentidos que se van develando en la conjunción de los elementos (La Antitrova, Antropofagia).

Escribo estas palabras tratando de describir lo que genera el tacto del sonido y la palabra en el oído. Cómo un disco logra estimular distintas zonas, fibras. Cómo afecta el cuerpo. Y es aquí donde radica la importancia de esta obra. Estas 21 canciones afectan el cuerpo, porque quien las hace transmite su afectación. La buena música transporta y remueve. Nos abre una puerta al mundo íntimo y a la vez nos dispara a nuevos imaginarios. Aquí el material es espeso y sincero, una respuesta al brillo plástico que abunda en lo desechable. 

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Jorge Reinun e Isma Rivera

Jorge Reinun en Spotify

Acerca del autor:
Isma Rivera L. (Santiago)
Poeta, cantor y editor. Ha publicado los poemarios Rincones (Chancacazo, 2010), Desbautízame (Oxímoron, 2015) y Tizne (Cerrojo Ediciones, 2019). Ha publicado los discos de poesía musicalizada Desbautízame (Sello Remolino, 2015) y La última cena de los buitres (Sello Precario, 2019)

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