Desde un punto de vista más patrimonial, el proyecto
La Cocina Pública de
Teatro Container vino a rescatar métodos de trabajo comunitario para escenificar una comida colectiva. Estrenada en Valparaíso el 2016, la fórmula consiste en instalar un container-cocina en un barrio y convocar a la comunidad —sobre todo a las mujeres mayores, las doñitas— a compartir aquellos platos que son patrimonio inmaterial de los vecinos: preparaciones familiares transmitidas por generaciones y que sus recetas tienen medidas “al ojo” como pantrucas, pebre, pan amasado, pastel de choclo, porotos con pilco. Así, las mujeres del barrio, vecinos, actores y actrices se conjugan en un todo que invita a degustar las preparaciones típicas de ese lugar produciendo un encuentro en el que el público pasa a ser protagonista: ponen la mesa, comen, beben, a veces cantan, lavan los platos, interactúan con cocineras e intérpretes y recuerdan las historias de infancias que se agolpan al sabor y al olor de las preparaciones típicas. La apuesta tiene que ver con un teatro comunitario que interviene espacios públicos y que invita —a través de las comidas y bebidas— a recuperar el patrimonio, el pasado y la historia en común. En otras palabras, es un profundo ejercicio de memoria colectiva en tiempos en que pareciera privilegiarse la amnesia individual.