1917 llega a su fin. La reciente Revolución Rusa ocurrida en octubre continúa siendo tema obligado en la prensa de la época, la que también destaca la nueva publicación del español Miguel de Unamuno, Abel Sánchez, y Prufrock y otras observaciones, del norteamericano T. S. Eliot. Los tres títulos publicados por la nueva editorial Nascimento han logrado la aceptación del público. Carlos está contento y decide que es el momento de la que sería su protegida: la poesía. Así, esta vez con capital propio, aparece Poesías de Pedro Antonio González, volumen de más de cuatrocientas páginas, autor para entonces ya fallecido que había logrado notoriedad a fines del siglo XIX y comienzos del siguiente. Durante los meses al frente de la librería en su período de venta, Carlos queda prendido de estos versos recogidos por la revista Selva Lírica, aparecida por esos días, publicación que le permite conocer también la obra de jóvenes poetas chilenos.
Pedro Antonio González, maestro normalista del Instituto Nacional y colaborador del diario La Ley, pese a ser ampliamente conocido en los círculos literarios de la época, permanecía inédito. Es gracias a su amigo Marcial Cabrera Guerra –director del diario radical La Vanguardia– que el poeta ve aparecer su único libro publicado en vida, Ritmos (1895); que incluía versos que después se expandieron de boca en boca por salones, tertulias y cantinas del Santiago antiguo.
El escritor José Santos González Vera, al evocarlo sostiene que el poeta-profesor si tenía clases era “porque se las ofrecen. Consiente en publicar solo por la insistencia de Marcial Cabrera Guerra. Es taciturno y se basta, aunque con privaciones y bordeando la miseria. De no haber tenido trabajo, calladito habría muerto de hambre”.
Carlos George-Nascimento disfruta de esta obra que, en palabras de González Vera, “renueva la poesía con formas métricas que los líricos de entonces no emplean, con ritmos sorprendentes y una pedrería verbal antes desconocida, que interrumpe el lenguaje poético en uso, tan opaco y provinciano. Sin llegar al modernismo, lo prepara”, y el editor está orgulloso de publicarla. La obra de Pedro Antonio González acrecienta su interés en la poesía chilena, la que lee atentamente.
Acerca del autor:
Felipe Reyes F.
Ha publicado la crónica biográfica Nascimento, el editor de los chilenos (2013); las novelas Migrante (2014) y Corte (2015); los ensayos Un reflejo en el agua movido por el viento (2019), Drago, oficio y escritura (2022) y los volúmenes recopilatorios Rodolfo Walsh, reportero en Chile (2017) y Roberto Arlt. La química de los acontecimientos. Crónicas y columnas desde Chile (2020), entre otros libros.
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