APRENDE A CULTIVAR TU PROPIO ALIMENTO
La frase “busca una pareja con la que puedas construir”, punto clave de la reprogramación social, es un buen comienzo para introducirnos al mundo de estos dos emprendedores, quienes dejaron atrás un pasado citadino para echar raíces en San Jorge de Romeral, un pequeño poblado agrícola de no más de 500 habitantes, ubicado a 12 kilómetros de Molina, en la región del Maule.
De Bernardita podemos decir que es una agrónoma, especializada en agricultura biodinámica y la fundadora de Comecológico. Un proyecto dedicado al cultivo y la venta de productos orgánicos, a la crianza de animales y a la capacitación de agricultores. También, en un rol educativo y social, realiza recorridos ecológicos para niños con el objetivo de dar a conocer la vida del campo y el respeto por los animales y el medio ambiente. Un sueño al que aspiró todo su vida y que, luego de años de sacrificio, comenzó a dar los frutos esperados.
Mario, por su parte, es ingeniero, entendido en inteligencia artificial y tecnología, creador de Instacrops. Un asistente virtual —conocido como “el internet de las plantas”— que ayuda a agricultores a producir de forma eficiente, economizando recursos y mejorando la rentabilidad de su producción mediante cuatro parámetros de evaluación: clima, suelo, riego y plantas. Un sistema, hoy en expansión, que cuenta con clientes en siete países de la región y que Mario, en su faceta de speaker y mentor, ha dado a conocer por el mundo en conferencias y misiones comerciales.
Y si bien, ambos están enfocados en sus respectivos emprendimientos y en las proyecciones que vaticinan para ellos, son varios los puntos de comunión que se pueden extraer al escucharlos hablar acerca de sus formas de ver y entender el mundo. Vamos por parte. Ninguno tiene jefe, aunque los dos se sienten “esclavos de sus proyectos”. Ambos renunciaron a la idea de ser empleados y pusieron nombre, día y hora a sus aspiraciones profesionales. Los dos, claros en su misión, buscan generar un impacto ambiental y social a través del trabajo que realizan. Puesto que son conscientes de que su accionar encierra una declaración de soberanía alimentaria y de ética medioambiental moderna. “Enseñar a las personas a cultivar su propio alimento. Comer lo que te da la tierra, en el momento que debe darlo. Optimizando los recursos y minimizando los gastos”.
AGRICULTURA BIODINÁMICA: LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON LA TIERRA
Los cultivos biodinámicos rescatan el fuerte vínculo de la especie humana con la naturaleza. “Es una agricultura que trabaja con las fuerzas que dan vida a la tierra y que no recurre a químicos, tales como fertilizantes o pesticidas, para incrementar sus procesos agrarios. También considera variables espirituales y esotéricas, por lo que se guía con un calendario astronómico que comprende los ciclos cósmicos”. Este método se basa en las teorías del filósofo, pensador social y ocultista austriaco Rudolf Steiner, fundador de la educación Waldorf, quien dictó ocho conferencias a un grupo de agricultores preocupados por la disminución de la calidad y fertilidad de la tierra.
Bernardita, interesada en este método, pasará un periodo en Brasil en la Fazenda Amway Nutrile, en Ubajara, estudiando e investigando sobre huertos y plantas medicinales. Guiada por su maestro, mentor y amigo René Piamonte, un reconocido especialista en preparados biodinámicos y el impulsor y padre de este tipo de agricultura en Latinoamérica. Con los conocimientos ganados, en una de las experiencias más hermosas que recuerde, regresará a Chile y volcará todo lo aprendido a la labor de su granja. Tornándola un sistema de producción cerrado, en el que las plantas, el suelo y los animales se comprenden como un todo.
Asimismo, Mario, gracias a los contactos de Piamonte y movido por la determinación que lo caracteriza, establecerá relaciones comerciales con viñedos locales dedicados a producir bajo esta técnica de cultivo. Incrementando su producción con un circuito de paneles solares que impulsan un sistema de riego automatizado con tecnología Instacrops.
VIDA DE CAMPO
Julio Cortázar, en el relato Lucas, sus meditaciones ecológicas, menciona que el campo, “ese lugar donde los pollos se pasean crudos”, solo puede ser disfrutado “si tenemos asegurado el retorno a casa o al hotel”. Y tiene lógica esta manera de comprender la relación de los humanos con la naturaleza, basta con observar a los turistas que contemplan las bellezas del mundo a través de la de pantalla del celular. Una especie de invalidez moderna o tupido velo que no permite admirar las cosas en su estado más puro. Vuelvo a Cortázar: “Los civilizados mienten cuando caen en el delirio bucólico; si les falta el scotch on the rocks a las siete y media de la tarde, maldecirán el minuto en que abandonaron su casa para venir a padecer tábanos, insolaciones y espinas”.
Contrario a las palabras del escritor argentino esta pareja de emprendedores opto por la vida en el campo sin un eventual pasaje que garantice el retorno. Decisión de la que no se arrepienten, principalmente, por la educación y la crianza que entregan a su hija Julieta. Una niña que, a sus cortos siete años, conoce más de huertas, animales y compostajes que muchos estudiantes de agronomía, y es que no todos corren con la suerte de crecer rodeados de animales, en relación con la tierra y entendiendo los procesos tras los alimentos que ingerimos. Un Walden maulino promovido por una madre y un padre comprometidos con la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. “Ten hijos increíbles”, reza otra de las claves de la reprogramación social.