CUESTIONARIO A&A

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Mario Verdugo es un escritor que no necesita de muchas presentaciones. Sus libros, entre los que destacan Apología de la droga, Canciones gringas, Miss poesías y Robert Smithson & Robert Smith, constituyen un proyecto literario de primera línea, celebrado por la crítica, los lectores y sus pares. En esta segunda versión de nuestro cuestionario que, en esta ocasión, tensa el arco de la posible relación que surge entre escritura y cocina, Verdugo, en un ejercicio de inteligencia y suspicacia, declaró disfrutar de las pantrucas que le preparaba su mamá, que jamás saldría de copas con Jodorowsky y que en Santiago –lugar donde se encuentra avecindado- se sirven platos adjetivados como “nacionales” pero que en realidad son engendros puramente capitalinos.

Fotografía de autor
Héctor Labarca Rocco

1. Hay platos que nos devuelven a la infancia de una cachetada. ¿Cuál sería éste para ti y quién lo preparaba? ¿Qué lo hacía tan especial?

Las pantrucas de mi mamá y algo que preparaba mi abuela materna y que se llamaba Come-y-calla. Era un almuerzo para aguantar hasta la noche y yo lo encontraba rico, aunque nunca supe qué ingredientes tenía. Sólo recuerdo que a veces se parecía un poco a The stuff, pero medio dorado. El nombre puede que sea súper común, pero el plato –como diría un profesor que conocí– era una especie de “hápax”, o sea, su único registro histórico fue el de mi abuela y, hasta donde sé, murió con ella. 

2. De poder disfrutar una larga sobremesa con uno de tus escritores favoritos (vivo o muerto), ¿quién sería y por qué?

Con uno que no me diera miedo de embarrarla. Con cualquiera que me dé la certeza de que se va a comportar peor que yo y va a decir cosas peores. Lowry podría ser. O Antonio Roco del Campo.

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3. ¿Con que escritor jamás te reunirías a disfrutar de un trago? ¿Por qué? 

Con Jodorowsky. Ya ha demostrado más de una vez que es un sapo tremendo, respecto a Lihn por ejemplo.
 
4. ¿Comer para vivir o vivir para comer?

Ambas estrategias, en ciclos virtuosos que nos libren de toda culpa y toda salubridad excesiva.

5. De cocinar, ¿cuál sería tu plato más celebrado?

No, demasiado humilde mi producción en ese ámbito, para qué voy a inventar. 

6. A decir de Marguerite Yourcenar en ambos ejercicios se cultiva la mano, ¿en qué se parece escribir a cocinar?
Gracias a dios la manera en que escribo no tiene un equivalente en recetas de cocina. O capaz que resultara algo muy parecido al Come-y-calla de mi abuelita. En algunos autores chilenos (uuuuy, viene el momento beligerante) veo equivalencias que me hacen pensar en los diversos sentidos de la palabra “bodrio”.

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7. Si el asunto tuviera el tono de una batalla campal y estuvieras obligado a tomar un bando, ¿serías rokhiano o nerudiano? ¿Por qué? 

Rokhiano, por identificación socioterritorial, pero con la convicción de estar peleando contra un adversario importante. De hecho, pondría cara de homenaje en el momento de rebanarle el pescuezo a Neruda, con un corvo de arriero curillincano. Y luego haría un gesto cruel de silencio, chhhh, tranquilito maestro, ya pasó. 

8. De los platos que se hacen llamar nacionales, ¿cuál consideras que es el más sobrevalorado?

Ninguno per se, pero sí un montón de platos que se ofrecen en Santiago y que son mistificaciones, engendros puramente santiaguinos, es decir, locales, como casi todo lo que acá se presenta con el apellido “nacional”. Un caso sería cierto charquicán que venden en el barrio Brasil y que a mi juicio es más bien un estofado, un pésimo estofado. En una visita que hizo hace un par de años, mi papá se encargó de decírselo a esa gente inescrupulosa, en duros términos. 

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9. Tienes algún placer culpable en la comida chatarra, ¿cuál sería éste?

Todo lo que tenga queso. Si no corriera tantos y tan evidentes riesgos, sólo me alimentaría de queso, como aquella escritora danesa que se alimentaba nada más que de ostras y champagne.

10. Para finalizar, y con la idea de sumarlo a nuestro derrotero, ¿nos podrías recomendar tu picada favorita?

El San Carlos de Valparaíso, en Las Heras con Colón, los sábados a las doce en punto, un poco por la comida pero sobre todo (valga la cursilería) por la luz.


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Mario Verdugo (Talca, 1975). Ha publicado La novela terrígena (Pequeño Dios Editores, 2011), Apología de la droga (Ed. Fuga, 2012; Libros del Pez Espiral, 2014), Canciones gringas (Ed. Inubicalistas, 2013; Luma Foundation, 2016); Miss poesías (Alquimia, 2014) y robert smithson & robert smith (Overol, 2017). Es doctor en literatura y periodista.

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Los poemas publicados en el cuestionario, pertenecen a los libros robert smithson & robert smith (Overol, 2017) y Canciones gringas (Ed. Inubicalistas, 2013; Luma Foundation, 2016)

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