—¿Por qué optaste por la poesía y el collage para construir la herramienta Pierre Menard?
Ambas actividades me llenan de satisfacción. Pero, como mencioné antes, también hay una razón pedagógica y de factura: fue ideada en bibliotecas escolares y concebida en una biblioteca comunitaria, donde la mediación es más importante que la colección. Usamos lo que había: libros viejos, tijeras, stick fix. Poco a poco fuimos sofisticándola hasta convertirse en lo que es hoy. Han intervenido varios amigos y colaboradores.
Además, poesía y artes visuales son primas, si no hermanas. Nuestro Pierre Menard trabaja por hacerles espacio bajo un mismo techo.
—El gremio ligado al mundo del libro y la lectura puede ser un tanto conservador, especialmente el caso de las bibliotecas escolares. ¿Encontraste resistencias para realizar un proyecto que podría ser tildado de vanguardista para quienes conservan una visión romántica de la lectura?
Los colegios son extremadamente conservadores, pero todo el recelo desaparece cuando los profesores y directivos entienden el radical poder transformador de los libros en los niños. Con estándares altos, un mediador de lectura apasionado, dignificado en su labor, y una colección desafiante, la biblioteca escolar puede llegar a ser el alma de un colegio. Es cosa de trabajar por construir la biblioteca con la que soñabas cuando cabro chico. Aunque en este momento soñar con bibliotecas parezca ingenuo y deje un sabor amargo en la boca.
—¿Cómo se relacionan el Pierre Menard de Borges con Pierre Menard poesía?
Es, por supuesto, un homenaje. Un homenaje de un homenaje ya que el cuento es presentado como una necrológica que escarba en las obsesiones lectoras y el hurto como recurso de composición.
Pero para qué ahondar en eso. Podríamos construir una catedral con tesis académicas dedicadas a
Ficciones —libro de Borges donde aparece este relato— pero me parece un tanto ridículo. Creo que la mejor forma de celebrar un fruto ilustre de la concisión es rodearlo de silencio.
El vínculo se establece desde el título hasta el epígrafe de nuestro proyecto: “Todo hombre debe ser capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir lo será”.
—Ya que fue el lugar que vio nacer a Pierre Menard Poesía, y que tuve el gusto de conocerla, no puedo dejar de preguntarlo. Luego del incendio, ¿qué pasó con la Casa de Artes y Oficios?
Quienes están a cargo de Sename no entienden el poder transformador de la cultura, lo ven como una distracción inútil si no derechamente como una amenaza. Es un mundo de dolor y trauma en el que nadie quiere entrar, a veces ni quienes trabajan ahí. La experiencia de la casa de Artes me dejó bellos recuerdos junto a un universo de decepción con el Estado, la Municipalidad de Ancud, los pacos, ratis, el poder judicial, y por sobre todo el mundo privado.
Aun así, sabíamos que caminábamos en la cuerda floja: trabajábamos con una institución que lleva 120 años de asistencialismo católico recalcitrante, y que se espantaba al vernos hacer yoga, tango, o capoeira, mientras ignoraban mis peticiones de invertir en seguridad. Supongo que me dejaban hacer porque Ancud les queda lejos. La cosa es que después del incendio, Sename comprometió fondos para reconstruir, igual que la gerencia de la Protectora de la Infancia, pero a las dos semanas me llamaron por teléfono para informarme que, tras una reunión de directorio, se decidió quitar el piso al proyecto. Muy a la chilena. Un directorio de viejos de mierda con apellidos viñateros y una kilométrica distancia con los niños resolvió que ya no querían trabajar con la comunidad. Aunque dolió, no me sorprendió. El Sename concentra la injusticia y la negligencia de este sistema.
—¿Cuál es el futuro del proyecto?
Por ahora estamos trabajando en convertir la herramienta en una aplicación donde agregar funcionalidades, como un editor gráfico que permita borrar palabras. Con esto, las combinatorias textuales se multiplicarían de formas incalculables.
Estamos decidiendo si introducir versos de músicos. Sabemos que haría aparecer cientos de colores nuevos en la paleta, pero tal vez traicionaría el espíritu que nos convoca. En este primer estadio insistiremos en homenajear el texto impreso. Eso no quita que registremos los versos que no caben: quizá desarrollemos una plataforma paralela donde quepa todo, incluso versos propuestos por los usuarios.
Por otro lado, estamos esperando a que se vuelvan a abrir los colegios, ya que este proyecto implica la donación de 15 piezas análogas de Pierre Menard a colegios a lo largo de Chile, en coordinación con Fundación La Fuente.
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