Estas son mis primeras palabras.
El silencio que ha sido guía
para crecer,
me ha dado fuerzas
para poder llegar acá
y hablar
con mi hijo.
Hijo al que quiero.
Tus dones siempre
Son aquellos más magníficos.
El camino
lleno de hoyos donde caí
ha sido lastimero como el más
pero, eterno niño de cabellos rubios,
no dejes que la casa te apenumbre
enfréntala con porfía
y descubre que bajo las tablas
está la tierra que siempre nos ha pertenecido
si hago falta,
junta tus manos
las protegeré
de las tormentas.
Sobre la luz que sale
rompe aquellas tablas y entiérrala,
en ella veremos los frutos de nuestra sangre.
Piensa
todos los días
cuando te hundías bajo el agua durante horas
solo
para escuchar la gotera
y recuerda
cómo el dolor te hizo inmenso.
Todavía puedo ver
tus pequeños pies descalzos
correr por el pasillo de madera
gritándome
-cuando todavía eras feliz-
madre,
madre,
vamos a mirar
los escarabajos ponerse al sol.
Todas las secuencias
en relación a ti
son dardos lanzados
a mi pecho,
del impacto natural de una punta
que atraviesa el corazón débil de una mujer
emergen lagrimas enormes,
solo por el hecho de no poder
nunca
ya no
guardarlas en un canasto, siempre conmigo.
El día que te parí
del cordón de sangre
que nos mantenía unidos
pude ver una hormiga
que atravesaba el campo yermo
entonces supe, hijo que hoy envejeces,
que nuestras vidas no serían
las de los vecinos,
la tierra tenía un pacto conmigo
y me lo hizo ver aquel día
de media mañana
con el sol entrando
por las blancas cortinas
en la pieza de atrás
humilde.
Victoria Donoso Ruiz-Tagle (Santiago, 1992). Poeta y Licenciada en Letras. Comenzarán a decir los montes, texto aquí publicado, es parte de un corpus poético titulado Muda.